Con los niños, al igual que con las flores, hay que
“regarlos” desde la más tierna infancia para que, una vez llegado el momento
puedan florecer. Así pues, los nutrientes que los más pequeños necesitan son el
juego, la curiosidad, la capacidad y posibilidad de investigar por su cuenta y
por supuesto, ser autónomos desde el primer momento.
Esta concepción de un niño autónomo puede resultar
extraño, pues siempre tendemos a protegerlos y mimarlos (en ocasiones puede que
en exceso); sin embargo, las rutinas son necesarias para entre otras cosas
conseguir niños seguros. ¿Y qué mejor manera de permitirles esto que con
habitaciones hechas a su medida? De esta forma pueden alcanzar los libros, el
material que necesiten para garabatear o pintar, sentarse en sillas a su
medida, colgar su ropa en la percha, quitar y ponerse los zapatos, mirarse en
un espejo y asearse.
Montessori decía: “Nadie puede ser libre a menos que
sea independiente; por lo tanto, las primeras manifestaciones activas de libertad
individual del niño deben ser guiadas de tal manera que a través de esa
actividad el niño pueda estar en condiciones para llegar a la independencia”.
Así que, a partir de ahora, os iremos dando unas pautas de cómo amueblar una habitación Montessori. Si no tenéis mucho espacio en casa... ¡no os desaniméis! Consultad el apartado "Método Montessori" y allí encontraréis un vídeo de como aplicar esté método en espacios muy limitados.
Muchísimas gracias por seguirnos.
Atentamente:
Judith Baixauli.
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